Hoy no ha sido un día especial. Bueno, dicho así suena fatal porque partimos de la base de que aquí todos los días son muy especiales. Incluso los domingos. Quiero decir que ha sido un día como los demás, muy ocupado. Como podéis comprobar en el cottage está prohibido y desterrado el aburrimiento. Por principio, vaya.
Nos hemos despertado temprano, hemos mirado las noticias, hemos desayunado... He salido a pasear con Guix-Guixi. Mientras, Eva preparaba el súper pastel: un mousse de turrón que quiere regalarle a Jordi, el nen, como regalo por su santo. Lo confirmo: le ha quedado estupendo... pero le ha llevado un buen puñado de horas. Cosas de ser una "cocinillas" amateur. Es decir, ha valido la pena. Mañana Eva os pasará la receta.
Por mi parte hoy tenía dos objetivos. Primero, terminar de una vez el llavero de casa. Segundo, acabar de poner masilla en todos los agujeros y grietas del matxembrat del cuarto de baño, como paso previo a poner zócalos y molduras y terminar de pintar.
Respecto al llavero, no terminaba de gustarme el acabado. Hoy le he dado el empujón definitivo y dos capas de barniz, por resumir.Y en cuanto al lavabo, objetivo cumplido, aunque habrá que hacer pequeños retoques. De hecho hemos comenzado ya la segunda fase de reformas, que debe culminar a principios de otoño con la casa lista para afrontar el invierno.
Como os decía antes, Eva ha estado todo el día en la cocina. El mousse le ha dado mucho trabajo pero el resultado ha resultado sobresaliente. Ha tenido tiempo de preparar unos deliciosos "spaghetti al pesto de perejil" de los que ya os hablará.
A Guix le cicatriza perfectamente la herida de la patita. Esta semana tuvo un desafortunado encuentro con una perra que le atacó. Nada importante, pero un susto grande. Estamos muy contentos por él.
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