Eva
sostiene la teoría de que los ingleses tienen en su imaginario colectivo una
idea del país que fue pero que ya no es. Yo creo que más que en el imaginario
colectivo lo llevan grabado a fuego en su ADN. Pero volvamos a lo que dice Eva.
Ella mantiene que los ingleses se ven como un gran país, un país de fuertes
tradiciones. También un país cargado de tópicos que el cine, la literatura y la
televisión se han encargado de perpetuar: la Corona, el relevo de la Guardia,
el té de las cinco, la campiña con sus pueblecitos de postal atravesados por
juguetones riachuelos, la regata Oxford-Cambridge, el Grand National, el
British Museum, Sherlock Holmes y Jack el Destripador, la flema británica, la
niebla de Londres, los pubs, sus casas de ladrillo rojo… Eso sí, conviene no
olvidar que en muchas ocasiones tras un tópico se esconde en mayor o menor medida una realidad.
Efectivamente, en la tierra de
Churchill hay cosas que se mantienen y otras que no se aguantan porque el reloj
no se detiene y los cambios se aceleran, a veces a nuestro pesar. El país ha
cambiado extraordinariamente, especialmente tras la 2ª Guerra Mundial y sobre
todo desde la década de los 60. De hecho podemos afirmar sin temor a
equivocarnos que existe Londres, por una parte, y el Reino Unido, por otra.
Londres es enorme, multiétnica y cosmopolita, como lo es New York. El resto de
UK lo componen un buen número de ciudades más que medianas y una multitud de
pequeños pueblos que conforman lo comúnmente conocido como countryside, o sea,
la campiña.
Pues bien, a pesar de que existe un peso real, enorme y abrumador de lo urbano la imagen idílica de los prados y las casitas de cuento como la que aparece en la película The Holiday continúa prevaleciendo en el subconsciente colectivo de los ingleses. Y me atrevo a decir que también en el nuestro. Los muebles de madera, la apuesta por un descarado look vintage, telas y estampados que ya utilizaban nuestras –las suyas, claro- abuelas, las acuarelas de paisajes etéreos, la recuperación de la gastronomía tradicional, la jardinería elevada a la categoría de arte, la vida en el cottage presentada desde un punto de vista idílico y encantador, la puesta en valor de lo artesano frente a lo industrial… En fin, que tengo que hablar de la revista.
Country Living es un compendio de todo esto. CL propone una forma de vida que habría encantado a la mismísima Beatrix Potter sin lugar a dudas. Sus reportajes son atractivos y encantadores, sus fotografías te transportan a esa idea de UK de la que hablábamos al principio. Como ellos mismos dicen, es la revista para todos aquellos que llevan la campiña en su corazón y cubre todos los aspectos relacionados con su disfrute: decoración, cuidado del jardín, el huerto, los animales de granja, recetas de cocina tradicionales, listados con la ferias o festivales que se celebran cada mes por toda la Gran Bretaña, reportajes sobre personas anónimas que han encontrado en la campiña su forma de vida, etc. Todo remite a ese ideal de vida.
En Country Living encontrarás en estado puro esa imagen de la Gran Bretaña de cuento que muchos tenemos. Pensándolo mejor, casi te recomiendo que le eches un vistazo a su web para que te hagas una idea. La revista puedes comprarla cada mes por 6,90€. Ya me contarás.
Importante: podrás comprobar que también existe en la red la versión norteamericana de la revista, con el dominio .com que recomendamos tanto o más que la versión inglesa.
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