dissabte, 5 de maig del 2012

Dos hombres duros


Yo siempre he pensado que antes o después lo arreglarían. No puede ser que dos tíos que han crecido juntos, que se han emborrachado juntos, que se han intercambiado novias… Yo los he visto mear uno al lado del otro en  la pared de la iglesia, como dos colegas, como debe ser. Joder, le he dicho más de una vez a Bill: “Bill, viejo amigo, coge el teléfono y habla con Michael. Decíos lo que os tengáis que decir, rompeos la cara a puñetazos, emborrachaos como cuando teníais veinte años y daos la mano. Pero, por Dios, zanjad vuestras diferencias de una vez por todas”. Eso le he dicho, muchas veces, pero no hay forma. Parece que los dos tengan un adoquín de estupidez en la cabeza. Ya sabe cómo son los adoquines, endurecen con los años. En fin, no sé cómo terminará esto. ¿Que cómo empezó?. Buena pregunta. Verá, yo he oído por ahí mucha palabra incierta. Perdone la broma pero es que estoy muy académico. No, en serio, quiero decir que la gente dice muchas tonterías y no saben nada de nada. Bill es un tipo con carácter y no le gusta hablar del tema. Con Michael tengo menos confianza. Pero a lo que íbamos. Un día, hará cosa de un par de años, tal vez tres, estábamos en el pub con los de siempre. Bill andaba ese día algo bebido, pero sólo un poco. Estaba muy contento porque había conseguido comprarle a Flint la finca de la vieja abadía. Imagino que se metió un par de copas para celebrarlo. Y bueno, lo que pasa, se le soltó la lengua. Por lo que dijo parece que la cosa viene de una noche de borrachera, cómo no. Lo que nadie sabe es si fue Bill o si fue cosa de su colega Michael… Cerveza, cerveza artesana, ahí está la clave. Sí, usted ahora puede pedirle a Bill o a Michael que le vendan uno de sus botellines y lo pagará con gusto a precio de oro. Pero, ¿a quién se le ocurrió la idea?. Parece que uno de los dos quería hacer cerveza en el garaje. Método casero y clandestino total, ya se puede imaginar. Sólo para gente con paladar, como nosotros, ya sabe. No una cerveza cualquiera, no. Calidad superior. O como dice Freddie Townsend, cerveza Premium. Pues parece que esa noche de borrachera uno de los dos le explicó al otro la idea con todo lujo de detalles y de la A a la Z. No se sabe quién a quién, esa verdad se la ha llevado el viento al infinito. Piense que a la mañana siguiente los dos tenían tal resaca que no recordaban nada. Lo que todos sabemos es que pocos días después los dos vendían bajo mano cerveza de primera en garrafas de barro. Y ahora viene lo bueno: era la misma cerveza. Sí, sí, no se ría. Fue tal como se lo cuento, la misma cerveza. Bill y Michael hacían como que no pasaba nada, pero empezaban a mirarse de reojo. Hasta que un día Michael se presentó en el local de su colega y le pidió una garrafa. La abrió y se la bebió de tres tragos. Mientras la paladeaba no dijo una palabra. Los que estuvieron allí dicen que no dejaban de mirarse a los ojos el uno al otro. Y fue entonces cuando Michael dijo la famosa frase: “Mi cerveza es mejor”. Dicen que el silencio era tan espeso que se podía ver. Michael pagó y sin mediar palabra se largó. Y así empezó todo. Dejaron de hablarse, se evitaban… Hasta sus mujeres dejaron de hablarse. Oiga, yo he visto a Bill cambiar de acera porque Michael venía de frente. ¡Qué estupidez tan estúpida!.
Lo único bueno que tiene este asunto, si tiene algo de bueno, es que uno y otro compiten por elaborar la mejor cerveza. Andan siempre probando nuevas fórmulas y variedades. Hace unos días me dijeron que Bill había ido a Escocia a buscar unas flores que sólo se encuentran en una zona muy concreta de los Highlands. Cualquier día de estos nos enteraremos de que le echan petróleo a la mejor cerveza del condado. Y la de idiotas que vienen de Londres a comprar cajas enteras... Los buenos bebedores de cerveza estamos encantados pero creo que han llevado el asunto demasiado lejos. Y además se enfadan si saben que vas al local del otro. Mire, yo voy donde me da la gana y no tengo que darle explicaciones a nadie. El roastbeef me gusta muy hecho y en el St. George lo hacen superior. Pues voy al St. George. Pero si quiero el mejor whiskey sé que lo encontraré en el Mad. Pues voy al Mad.
Por cierto, ¿usted no es de aquí, verdad?

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