Cuando eres un entusiasta de las
revistas de decoración suele pasar que terminas por acumular unas cuantas
docenas de ejemplares. Eso te obliga de vez en cuando a hacer “limpieza” (con
todo el pesar de mi corazón). Pero siempre terminas salvando aquellos números a
los que tienes más cariño, porque tiene éste o aquel reportaje, o un artículo
interesante sobre upcycling. Son lo que Eva y yo llamamos “las Biblias”. ¿Y
dónde las guardas?. En lugar preferente: en un revistero junto al sofá.
Este otoño recuperamos del taller
del abuelo una vieja caja de brandy que se caía a pedazos por la carcoma. Le
dimos el correspondiente tratamiento anticarcoma, la pintamos de blanco con
spray, la lijamos un poco, le pusimos unos tiradores que encontramos en unos
botes oxidados y acabamos el proyecto con unos tacos de madera a modo de patas
para que la caja no tocase directamente el suelo. El resultado nos gustó, así
que una vez dado el visto bueno y aprobado, colocamos nuestro nuevo revistero
junto al sofá, con “las Biblias”.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada