Nos pasamos la vida diciendo adiós. La vida en sí misma es un adiós. Un adiós apasionante, pero un adiós. De esos adioses, de las renuncias de cada día, hay que extraer lecciones para el día siguiente. Hace poco, ante la certeza del próximo adiós de un ser muy querido, Jordi me dijo: "No pienses en lo que pierdes. Piensa en todo lo que te ha dado". Cuando un pre-adolescente te dice algo así... Al final resulta que el tópico del "es ley de vida" se acomoda como un guante a las tristezas y tragedias previstas e imprevistas de nuestras pequeñas existencias. Filosofía de bolsillo, especialmente útil y balsámica en momentos de desesperación. Más que nada porque poco más puedes hacer.
Ayer vi un pájaro subiendo en vertical el tronco de un árbol. En ese momento una muchacha en bicicleta paseaba feliz por el mismo sendero canturreando una canción de Take That. Guix ramoneaba entre los arbustos. Escuché el trajín de la pequeña granja cercana. El aire era cálido como una caricia. La primavera pide permiso.
La casa llevaba casi diez años deshabitada. Con paciencia de santo y la ayuda de un arquitecto amigo hicimos recuento de los daños. De inmediato preparamos un plan de choque. Enseguida vimos que la llegada del mal tiempo impediría dejar la casa como queríamos. Hubo que priorizar. Una primera fase para dotarnos de agua, gas y electricidad que nos permitiese pasar el invierno con garantías. Una segunda fase, sin plazos, de mejoras y acabados. Era también, y ante todo, una cuestión de presupuesto.
La humedad y la carcoma habían hecho estragos. Hubo que sanear paredes y abrir el suelo en canal para pasar todas las conducciones. La cocina y el baño surgieron literalmente de la nada. Las paredes acabaron forradas de madera como queríamos desde el primer momento. Esos meses nos dejamos la piel y quien escribe se ganó una hernia. Medallas y heridas de una guerra incruenta.
Echamos la vista atrás y nos parece que todo ocurrió hace años. Desde hace unas semanas estamos con los acabados. En muy pocos meses la casa lucirá preciosa, aunque sabemos que siempre habrá algo que reparar, que retocar o que mejorar. Como dice Eva, será una casa como la de los cuentos de niños. Hemos tenido mucha suerte. Algunas de las cosas que nos han ocurrido me hacen pensar que alguien o algo vela por nosotros. Someone to watch over me.
Sin duda que la casa os quedará preciosa y con el tiempo echaréis la vuelta atrás y pensaréis en el tiempo y trabajo que invertísteis en ello y os sentiréis en orgullosos.
ResponEliminaUn besito,
Sandra von Cake
Los topicos suelen ser a veces el único balsamo que nos queda, porque ni tan siquiera "lo que nos han dado", nos permite reconfortar el alma quebrada ya para siempre.
ResponEliminaMe alegro que estéis ya con los acabados. Se por experiencia (como muchos otros) lo que una obra significa, y sobre todo la finalización y lo que te dejas en el camino. Así que no os queda mas que celebrarlo de la mejor forma posible, disfrutando de su resultado, viviendolo con intensidad, como acostumbras a vivir cada instante. Ese instante con la niña en la bice, el pajaro y elsonido de la granja de fondo; ese instante que has captado en esa fotografía con la bruma matinal o quizás del atardecer...
Gracias por regalarnos estas entradas tan llenas. Bss
Virginia "sweet and sour"
Un escrit precios, per un moment he vist la noia de la bicicleta!. Teniu un projecte maco, mica en mica s´ompla le pica que és diu, segur que acabarà de maravella. Molt sort! Petons
ResponEliminaEstoy deseosa de ver el resultado final.
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