dissabte, 29 de setembre del 2012

La vida en zapatillas

     Hoy ha llovido todo el día. Como cada año la lluvia ha traído el frío. El cielo ya se ha puesto el uniforme y no se lo quitará hasta dentro de seis meses. Algunas mañanas, al despertar, el termómetro nos abofetea implacable con 8 ó 9 grados sin derecho a réplica. Durante el día la cosa mejora aunque no demasiado. Y la lluvia, que está aunque no esté, es omnipresente en el aire húmedo.
     Hace rato que oigo trajinar a Eva en la cocina. El aroma dulzón del domingo recorre todos y cada uno de los rincones de la casa. Imagino un plumcake en el horno y valoro las probabilidades de que sea así. Caigo en la cuenta de que muchos domingos fríos se parecen a otros domingos anteriores como gotas de agua. Es precisamente el frío el que te anima a disfrutar sin demasiadas exigencias de tonterías perfectamente inocentes. Pequeñas cosas, como limpiar la bandeja del outlook, una de esas tareas para las que nunca es el momento. Cosas fáciles, como pintar esa pajarera  que albergará sus pequeños huéspedes en primavera. Ocupaciones ociosas que te hacen sentir propietario de tu tiempo. Leer la prensa, desayunar sin prisas, pasear a Guix, ayudar a Eva a preparar la comida del mediodía, cuidar el jardín, anotar tareas en la agenda, dar una vuelta por el Open Market, ver con Jordi una película con muchas palomitas... Felicidad a coste cero para tiempos de crisis, ya sabes.
     Waterbridge languidece temprano con el aroma inconfundible de las chimeneas humeantes. Mientras, al otro lado de esos cristales iluminados alguien saborea en este preciso momento una exquisita taza de té. 


El Open Market es el último domingo de mes durante todo el día.

El Diner es visita obligada los domingos de Open Market.

Desde ropa de segunda mano hasta condecoraciones de la 2ª Guerra Mundial o vinilos de los 60. El Open es una gran oportunidad para encontrar joyas ocultas.

Los coleccionistas saben que pueden encontrar pequeños tesoros.

Maravillas vintage con la tecnología de otro siglo.

El tipo grandote de la izquierda es McMurphy. Su local es un clásico en Waterbridge. Nadie como él prepara el fish & chips.

dilluns, 24 de setembre del 2012

Scones de coco


No ho podem negar. A casa ens encanten els scones. Aquests pastissets per acompanyar el te (o per esmorzar, o per berenar...) tan típicament anglesos. Des dels normals, als farcits de panses, o trossets de xocolata, o llimona...la veritat és que davant d'aquestes petites delícies no sabem dir mai que no.

Avui us proposem una varietat ben diferent d'scones: els de coco. La seva textura és molt més lleugera que la de la resta al ser fets amb llet de coco. A més són gairebé vegetarians (només porten una mica de mantega). I, per acabar-ho d'arrodonir...hi ha algun pastisset que sigui més senzill de fer? No us ho creieu? Doncs, apa! Mànigues amunt!



Scones de coco
(8-12 scones)

Pels Scones

185gr de farina
56gr de sucre
2 cullerades de llevat
1/2 culleradeta de sal
75gr de mantega sense sal
1 tassa de coco ratllat (dolç o normal)
175ml de llet de coco

Pel glassejat

60gr de sucre llustre
175ml de llet de coco


1.- Preescalfar el forn a 190ºC
2.- Posar la farina, el sucre, el llevat i la sal en un bol gros i remenar una mica amb les varilles per a que quedi tot ben barrejat.
3.- Afegir-hi la mantega tallada a cubs i, primer amb una forquilla, i després amb els dits, anar barrejant-la fins que aconseguim una textura semblant a sorra humida.
4.- Incorporar-hi el coco ratllat i la llet de coco i barrejar-ho bé fins que quedi una mescla homogènia.
5.- Aboquem la massa sobre una superfície lleugerament enfarinada i li donem la forma d'un disc d'uns 2,5cm de gruix. Compte! No amassar gaire la massa. Com més es remena més durs ens quedaran després i el que volem és precisament que quedin esponjosos.
5.- Tallar el disc en forma de triangles com si d'una pizza es tractés. A nosaltres ens agrada talla'ls petitons, pel que ens acaben sortint uns 12 scones, però si els voleu més grossos talleu-ne menys i ja està.
6.- Traspassar els scones a una plata de forn que prèviament s'haurà cobert amb paper de forn i coure durant uns 16-18 minuts o fins que les vores comencin a agafar un lleuger to daurat.
7.- Retirar del forn i deixar refredar 3-4 minuts a la mateixa safata. Posteriorment traspassa'ls sobre una reixeta i deixar que es refredin completament.
8.- Mentrestant preparar el glassejat barrejant bé amb una cullera la llet de coco i el sucre llustre.
9.- Decorar els scones amb el glassejat de coco i...a disfrutar!

Si ja us agraden els scones segur que aquests també us encantaran i si sou dels que encara no n'heu tastat mai...bé, ara ja no teniu excusa. Acompanyats d'una tassa de te o de cafè són perfectes per veure arribar la tardor a través de la finestra.




dilluns, 17 de setembre del 2012

Tickets de verano

Dice Eva que el verano es sobre todo el momento del año en que uno puede hacer realidad sus sueños. Me gusta pensar que algo de eso hay. Tal vez sea porque el verano nos conecta directamente con el intangible mágico de la infancia. Ya sabes, el paraíso perdido y esas cosas. Sol, libertad, aventuras, bicicletas y santa inocencia. Tom Sawyer, vamos.
Sé que suena pretencioso pero me da igual: estoy convencido de que el verano es también un estado mental. De hecho recuerdo que hace unos años le dije a Eva que me gustaría que nuestra relación fuese como unas vacaciones permanentes. Y como ambos somos muy tozudos lo intentamos cada día, a veces con gran éxito. 
Este año el verano nos ha dejado momentos que forman ya para siempre parte de nuestro álbum de recuerdos. Algunas de estas imágenes  se me antojan ahora mismo muy lejanas. Son de hace unas pocas semanas. El tiempo es un cabrón implacable.

Eva me recordaba ayer que hace un par de años pudo por primera vez sentarse a hacer "puntes de coixí" y desde entonces ha seguido aprendiendo con más voluntad que tiempo. Carme es una de sus "maestras".

Eva tiene ahora entre manos una puntilla para las cortinas de la cocina.

Nos hicimos unas fotos en Chalkwood. Guix tiene un don natural para posar y resulta muy fotogénico. Su caída de ojos es desarmante.

Hemos comenzado a arreglar el jardín. El próximo verano lucirá espléndido.

Los domingos nos escapamos a coger moras. Conservamos una buena cantidad de ellas en el congelador. Este otoño nuestro horno hará muchos plumcakes.

Los granjeros no se equivocaron. Han llegado las lluvias y Chalkwood  vuelve a sonreir.




dimarts, 4 de setembre del 2012

El invitado

Lo notas en pequeñas cosas, señales inequívocas que reconoces de otros años. Ese viento bobo al atardecer, una tormenta fallida de cuarenta minutos, el cielo amodorrado que te anochece antes de tiempo, cierto malhumor en la gente... Luego está lo que te encuentras en tus paseos diarios por los alrededores. Chalkwood cambia de color y de latido. Una chimenea atrevida humea antes de tiempo en alguna de las granjas más alejadas. Los hortelanos de los márgenes trajinan con sus cosas, a otro ritmo. Por fin ha llovido y eso lo cambia todo. El olor a tierra mojada es una bendición para muchos, después de semanas sin apenas una gota de lluvia. El Shere baja con un caudal regular y los patos vuelven a chapotear divertidos.
El verano anuncia su marcha de forma discreta aunque aún tardará en dejarnos. Nuestro invitado, ese que nos trae la lluvia y tiñe el aire de melancolía, se quedará entre nosotros una larga temporada. 
Dentro de nada podré estrenar mis botas nuevas.
En Waterbridge el otoño escribe con fina caligrafía.

Poema breve de alambre y lluvia.

El otoño comienza a desplegar sus encantos.

Promesas de invierno.

Los verdaderos dueños del río. En el Shere contamos con una numerosa población de patos, cisnes y ocas.

Poco antes de llegar al cottage de Freddie Townsend hay que pasar por aquí. Estos terrenos son de su propiedad. Es uno de mis lugares preferidos, cualquier día del año. También en otoño.

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